
Hoy hace justo 2 años y medio que viniste a hacernos una vida más bonita.
Vienes de dos meses de goce absoluto en Carboneras, descubriendo a fondo lo que es el mar, la piscina y decir lo que quieres cuando quieres.
Sigues sin perderte una canción para bailar, o un motivo para reir. Mantienes tus reservas con los desconocidos, pero te vinculas rápido a los que se te acercan. Disfrutas de la compañía de los demás, mientras esté tu mamá o papá contigo, a unos metros.
Siento que te damos seguridad para hacer lo que quieras, ya sea subir un bordillo o acercarte a un perro. Tú avanzas solo y firme a donde sea, pero echas un vistazo hacia atrás para confirmar que sí, que estamos ahí, contigo.
Ya duermes en tu habitación. Lo has decidido tú. Todo pasa cuando estás preparado. Debe ser así.
Cada vez tenemos más chistes comunes. Estás totalmente dentro de los códigos propios de nuestra familia, vocabulario, ritmo y cultura, que construimos ahora entre tres.
Me fascina lo bien que aceptas los razonamientos. Lo que confías en nosotros cuando te explicamos por qué sí o por qué no debemos hacer algo. Que se te pase el enfado si trabajamos para lograr entendernos.
Estoy muy orgulloso de la escasez de gritos, peleas o tensiones que tenemos frente a los conflictos, malos días o momentos complicados. Tú lo haces todo muy fácil, pero también creo que mamá y papá lo están haciendo muy bien de momento.
Me emociona saber que eres un niño pleno de felicidad.