El 14 de febrero del 2023, a las 11:45h, te cogimos por primera vez.
Hay varios momentos que nunca olvidaré de ese día. El mejor de todos fue ver cómo te ponían encima de tu madre, y nos mirábamos los tres.
Esto es lo primero que te dije: «Bienvenido Óliver, lo vamos a pasar muy bien».
Lo dije entre sollozos. Porque me temblaba la voz, las piernas y el alma.
La emoción de saber que estabas con nosotros, que tanto tú como mamá estabais bien y que empezaba la aventura me llenó de alegría.
Aun así, las siguientes horas fueron muy duras. Mamá estaba destrozada de la operación, no se podía levantar de la cama, y tú hacías lo que tenías que hacer: pedir comida a base de berridos y pataleos.
Como las primeras veces en las que aprendes algo, tocaba pasarlo mal. Tener dudas, desesperarse, estar muy atento y terminar muy cansado. En esas primeras horas aprendí a cambiarte el pañal, a cogerte y a calmarte con el dedito.
También empecé a hablar contigo, a avisarte de la que se viene encima y a ayudar a mamá para que te diera de comer.
Tres días después, tras muchas charlas sobre cómo darte el pecho, investigaciones, agobios y mucho, mucho cansancio, llegamos a casa.
Casi no dio tiempo a decir «hogar, dulce hogar», cuando teníamos que dejarte en el hospital.
Verte en una cámara de cristal, rodeado de luces azules, solito y con los ojos tapados, es uno de esos momentos que tampoco olvidaré.
Pero el momento de volver de nuevo los tres juntos, con la tranquilidad de que estabas bien, tampoco.
Después de esto, el show ha seguido: no cogías peso, no queríamos darte el biberón, luego nos arrepentimos y nos alegramos de dártelo porque pasabas hambre… Muchos paseos al médico y pocos al parque.
5 semanas después, estamos mucho mejor, tú estás bien y me encanta mirarte a los ojos.
Me gusta pensar en que estaré en todas tus primeras veces, igual que he estado en tu primer baño.
Quiero pensar que ya me conoces, que sabes que estás a gusto, contento y a salvo cuando te tengo en brazos.
Sobre todo, quiero asegurarme de que ya tienes la total certeza de que te quiero muchísimo, y que no te va a faltar de nada.